miércoles, 17 de diciembre de 2014
¿Qué ocurre con los tatuajes cuando te haces viejo?
¿Alguna vez habéis pensado a la hora de haceros un tatuaje en cómo os quedaría cuando fuerais ancianos?. Hoy os traemos una galería de imágenes que demuestran que por los tatuajes no pasan los años, donde los que los llevan los muestran orgullosos.
De acuerdo con una encuesta de Harris, realizada en 2012, el 11% de las personas que tienen entre 50 y 64 años de edad y el 5% de los mayores de 65 años, tienen tatuajes. Honestamente y tras ver la galería de imágenes, hemos llegado a la conclusión de que hacerse un tatuaje no es cuestión de edad. Es solo cuestión de gustos, y sino, juzgad vosotros mismos:
Larry Happ, de 68 años, levanta los brazos para mostrar a todos sus tatuajes en una competición, dentro de la categoría de ‘El hombre con el tatuaje más grande’, en la convención de tatuajes de Los Ángeles, que tuvo lugar en el hotel Marriott Airport Hotel en 1998.
Linda May Ellis de Rockland, Massachussetts, posa en una convención de tatuajes que tuvo lugar en Boston en 2003. Ellis lleva tatuada, desde que cumplió los 50, una fotografía de su infancia. Utilizó esta imagen, de cuando tan solo tenía 7 años, como modelo del tatuaje que lleva en el brazo.
Isobel Varley de Stevenage de Londres, Inglaterra, sonríe mientras posa en la Convención Internacional de Tatuajes de 2003 en Lausana, Suiza. De acuerdo con Guinness World Records, Varley es mujer mayor más tatuada del mundo.
Con 87 años de edad, el fotógrafo y artista del tatuaje Herbert Hoffmann, posa delante de sus fotografías antes de una exposición de sus obras en 2006 en Dresde, Alemania.
Retrato de un hombre mayor que exhibe orgulloso sus tatuajes en el Download Festival que tuvo lugar en Reino Unido en 2009.
Kai Kristensen goza de su pipa mientras se toma un descanso en el Adams Mark Hotel de St. Louis, durante la convención de la Asociación Nacional de Tatuajes en 2003.
Hombre con tatuajes que participó en el Sturgis Motorcycle Rally, que se celebró en Dakota del Sur en 2007.
Elizabeth Weinzirl (en la foto, en Minneapolis, 1978) tenía coloridos y brillantes tatuajes que se enrollaban alrededor de su cuerpo, desde el cuello hasta las rodillas. Ella decía que eran su pasión y que se los hizo porque su marido estaba buscando una mujer tatuada. Se tatuó por primera vez en la década de los 40 y era muy conocida en el mundo del tatuaje.
El superviviente de la tragedia de Pearl Harbor, Thomas Michenovich, muestra sus tatuajes de guerra en 2004, antes del inicio de una ceremonia de honor a los supervivientes del ataque japonés el 7 de diciembre de 1941.
Sin tapujos ni pudor, estos ancianos exhiben sus tatuajes pisando fuerte y con garbo, orgullosos de ser conocidos por el hecho de estar tatuados. Muchos de ellos participan en convenciones, otros entraron en el Libro Guinness de los récords, otros adquirieron fama mundial y algunos los llevan por haber participado en algún tipo de conflicto bélico. Sea como fuere, todos ellos se ven muy hermosos tras el paso de los años, una imagen plenamente humanista que retrata al ser humano en estado puro, libre de tabúes y sin ningún tipo de prejuicio.
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