Unos quisieran hacerlo, algunos lo han hecho en alguna ocasión y otros lo vivenciamos varias veces al mes: la ira te domina de forma incontrolable y la mejor forma de relajarte es cogiendo una pieza de cerámica (un plato es perfecto) y estampándola contra el suelo o la pared.
Funciona, te quedas desahogado y todo vuelve a ser soportable, pero se trata de una práctica poco práctica (valga la rebuznancia). Después te ves obligado a recoger los destrozos y a reparar de alguna forma el daño ocasionado al propietario de la vajilla.
Un problema que resuelve con brillantez la Anger Release Machine (Máquina liberadora de ira), una máquina expendedora que sirve piezas de cerámica de diferentes formas, calidades y precios. El precio en este caso es importante: relaja mucho más destrozar un Lladró de 1.500 euros que un plato de cerámica de dudosa procedencia, a 1 euro la pieza.
Lo bueno es que una vez seleccionado el artículo no te has de preocupar más que de observar con avidez como la maldita pieza se desploma inexorablemente y acaba hecha añicos en el propio fondo de la máquina, dejándolo todo limpito y arreglado. Eso debería acabar con nuestra cólera pero, si no nos quedamos satisfechos, siempre podemos liarnos a patadas con la máquina mierdosa esta. Es perfecta.
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