Pasa con casi todos los hijos, primero te esclavizan convirtiéndote en caballito, y después pasas a adquirir el estatus de motocicleta.
La resistencia es inútil, así que dejémonos asesorar por los expertos y conseguiremos aumentar aún más, si cabe, la felicidad de esas pequeñas criaturas.
El casco lleva intermitentes y bocina y evita la tentación de que el niño utilice tus orejas como si fueran un manillar.
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