Tantos millones de años evolucionando como especie tienen su recompensa. Y nosotros tenemos la fortuna de pertenecer a esta última y definitiva generación.
Un ejemplo más, que nos llega de manos de la diseñadora berlinesa Nadja Buttendorf, son los pendientes con forma de oreja y los anillos con forma de dedo.
Si no estamos cerca del culmen de la humanidad, poco nos falta.
Visto en IncredibleThings
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