Un grupo de estudiantes taiwaneses ha recorrido 100 localizaciones de su país recogiendo muestras de agua contaminada, sin descartar ninguno de los elementos orgánicos e inorgánicos encontrados en esas aguas residuales. También han sido recolectados bichos, colillas, plásticos y desperdicios de todo tipo.
Con esta repugnante materia prima han fabricado una amplia colección de polos de helado con "tropezones".
Para compartir con todos nosotros su arte, han encapsulado estos helados en una resina de poliester que los conserva intactos. También han diseñado un packaging para cada uno de los 100 modelos, suponemos que indicando su origen, composición y sabor para hacerlos aún más apetitosos.
La idea, como sospechas, no es otra que concienciar del problema de la contaminación de los recursos naturales del planeta. Una initiativa loable pero, mucho nos tememos, demasiado sutil. La mayor parte de la población se va a quedar en lo de "pues quizá no estén tan malos".
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