Solo tienes que hacerte una selfie adecuada, idealmente con cara de mala leche, y pedir tu maleta personalizada.
Y ya te puedes olvidar de colgar etiquetitas o pegatinas que te ayuden a identificar tu maleta en la cinta del aeropuerto o en cualquier aglomeración.
Además, consigues evitar en gran medida la posibilidad de que te la roben. Solo alguien con serios problemas mentales querría intentarlo.
Visto en Mashable
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