No se si esto satisfacerá a los ecologistas que se preocupan por la calidad de vida de los animales de granja. Esos que que los humanos criamos con el único objetivo de alimentarnos.
El problema es conocido: somos muchos millones de personas que queremos comer carne varias veces a la semana y, para poder satisfacer esa necesidad, hay que criar al máximo de animales en el menor espacio posible.
La consecuencia de esto es una calidad de vida miserable para estas bestias, que en la mayoría de los casos nacen, crecen, se reproducen y mueren en condiciones lamentables.
Unos granjeros moscovitas han ideado unas gafas de Realidad Virtual para vacas adaptadas a la morfología de estos animales. En ellas, proyectan paisajes de prados verdes, amplios y agradables que consiguen, aparentemente, que las vacas se relajen y disfruten de la experiencia, aunque en realidad estén rodeadas de cuatro mugrientas paredes.
Los objetivos son dos. El primero es obtener una leche y una carne de más calidad gracias a la falta de estrés que sufrirá el animal. El otro objetivo es que la vaca sea más feliz. Eso, suponemos que será así mientras las gafas estén activas pero ¿no entrarán en depresión cuando se las quiten y vuelvan a la cruda realidad? ¿O quizá la solución es que los animales lleven las gafas de forma perpetua, pasando toda su vida en una realidad inventada como si estuvieran en Matrix o fueran protagonistas de una nueva versión de «El show de Truman»?
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