Las personas sin consideración pueden encontrarse en todos los rincones del mundo, todos los días. Pero cuando un inocente individuo toma ese vuelo rumbo a las vacaciones con las que ha estado soñando desde hace meses o a una estresante reunión de trabajo, lo único que desea es relajarse para esperar llegar a destino de la mejor forma posible.
Pero el universo conspira subiendo al mismo avión a personas cuyo sentido del respeto al prójimo les es totalmente ajeno, imposibilitando el más mínimo momento de calma durante el viaje. Es una lista extensa, así que abróchense los cinturones con estas personas odiosas que suelen hacer de los viajes en avión un completo infierno.
Maldita gente desconsiderada.
Pero el universo conspira subiendo al mismo avión a personas cuyo sentido del respeto al prójimo les es totalmente ajeno, imposibilitando el más mínimo momento de calma durante el viaje. Es una lista extensa, así que abróchense los cinturones con estas personas odiosas que suelen hacer de los viajes en avión un completo infierno.
Esas personas dueñas de los famosos pies rebeldes.
Las personas que se ponen cosas en las cabezas.
Esas personas que no tienen la precaución de buscar un baño para atender el llamado de la naturaleza.
Las personas escandalosas que no dejan otra opción.
Los dormilocos espaciosos.
Las personas que hacen hasta lo imposible por aislarse del resto.
Las que no pueden dejar de practicar yoga.
Las personas que nos provocan el deseo de llevar unas tijeras.
Los que se sienten tan cómodos como en casa.
Los que se exceden con la bebida.
Los que se creen árboles y se plantan en el avión.
Los que pierden la compostura desde el principio.
Y aquellos que no tienen explicación.
Maldita gente desconsiderada.
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