Queridos amigos del sufrimiento ajeno, hoy vais a poder disfrutar de un buen puñado de músicos agonizando.
¿Por qué? Porque es lunes y los lunes son muy sufridos, y nada mejor para sofocar el sufrimiento propio que refugiarse en el ajeno. La orquesta es danesa y el tipo de la barba es un tal Chili Klaus, que parece que lo único que hace con su vida es comer guindillas y venderlas. Y ese fue el desafío que, por alguna razón que desconozco (y que espero sean muchos ceros) la banda aceptó: comer la guindilla más picante mientras toca una canción.
Prohibido dejar de tocar, prohibido gritar, llamar a las madres,... the show must go on.
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