Otra vez se nos han vuelto a adelantar. Mientras por aquí todavía andamos destapando cajas y fingiendo sorpresa, los programas de televisión japoneses han tomado la delantera. No hablo sólo de las bromas asesinas que suelen gastar; ahora la cosa se pone seria y roza el porno. Y al porno no se le puede rozar, que lo toma como caricia, desenfunda y te pinta un lienzo.
A continuación podéis ver un extracto de un programa japonés. Es un karaoke en el que el cantante está siendo masturbado por una azafata. Sí. No sé exactamente cuál es el objetivo: quizás haya que aguantar hasta que termine la canción o no desafinar demasiado. En cualquier caso, es uno de los pocos concursos en el que el premio realmente es participar. No hay perdedores.
Por desgracia es sólo un concurso. Por ahora. Pero mi olfato me dice que no tardará mucho en establecerse en locales sórdidos y maravillosos, porque como modelo de negocio no tiene fisuras. No puedo esperar a ensayar la canción de Pocahontas.
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