Pardin, el joven que se topó con
la muñeca hinchable, estaba pescando en las islas de Banggai cuando
esta extraña figura, que él no reconocía, "cayó de cielo". Unos días
atrás, había tenido lugar un eclipse solar. Pardin ató cabos y llegó a
la conclusión de que se trataba de un ángel.
Lo llevó a su pueblo y los
vecinos se sumaron a esta convicción. Le llevaron ropa y le vistieron y
adoraron como a cualquier figura religiosa.
Fue la policía, alertada por el
revuelo que se estaba formando en el pueblo, la que tuvo que acudir a la
casa de Pardin para esclarecer el asunto y convencer a los ciudadanos
de que no se trataba de un ángel, sino de un juguete sexual.
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